“Uno debe morir cuando pierde la capacidad del asombro"
La indiferencia frente a los
hechos que nos rodean puede ser un síntoma claro de perder la facultad
del asombro. Somos indiferentes ante los cadáveres que aparecen todos los días enterrados en los predios baldíos de pueblos y barrios, Poco a poco, esos muertos se han convertido en algo tan cotidiano que hoy un crimen lo
máximo que generara en la conciencia de las personas es algo de
curiosidad.
Todos nos estamos acostumbrado a convivir
pasivamente ante la muerte, por eso el silencio y la quietud de la
sociedad frente a hechos tan aterradores como el secuestro, las desapariciones y el
homicidio.
Uno se preguna que tiene que pasar para conmover
a los salvadoreños. la capacidad
del asombro está
dormida, o finalmente murió sepultada por la avalancha de situaciones
negativas que ocurren en nuestro país.
Es muy preocupante semejante adormecimiento, pues guardamos silencio. Lo cierto es que la indiferencia de los salvadoreños se
parece cada vez más un suicidio social , producto del
adormecimiento de nuestra capacidad de asombrarnos
Los salvadoreños comentan y se sorprenden por un pedo torcido que se haya tirado un diputado que por las masacres durante la guerra, las desapariciones y asesinatos del pasado y del presente.
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