En el contexto de un El Salvador paralizado por el miedo, y en medio de una tentación muy grande de usar, la violencia para terminar con la violencia, ha llegado el momento de la Cultura de Paz.
Está muy claro: No podemos paralizarnos por el temor, no podemos seguir quejándonos, no debemos seguir en el rol de victimas, hagamos de esta situación una oportunidad de sacar el país adelante; ya no funciona lamentarse, Ojo, tampoco funcionará llamar a usar la violencia, como con el aumento de la presencia del ejército en las calles, este es un peligro inminente, ya la experiencia mexicana es suficientemente aleccionadora para no caer en este error.
La Cultura de Paz es una opción viable, urgente y necesaria, es evidente que hay que crearle condiciones: la primera es tener la profunda convicción de que la apuesta por una Cultura de Paz no solo es positiva y posible sino necesaria para todos.
La segunda condición para que sea viable la Cultura de Paz es que exista voluntad política del gobierno y la sociedad civil de implementarla: porque las autoridades y la ciudadanía entienden, se dan cuenta, que sin Cultura de Paz y seguridad ciudadana no es posible disfrutar de los demás derechos como por ejemplo el derecho a la vida, a la libertad de caminar por las calles. También el gobierno y los ciudadanos entienden que sin una Cultura de Paz y sin seguridad no hay inversión, y sin inversión no hay empleo y sin empleo no hay desarrollo en ej país.
La tercera condición de viabilidad de la Cultura de Paz es que se institucionalice que la Asamblea apruebe una Ley de Cultura de Paz, Si no hay una ley, no será obligación para el Estado desarrollar la iniciativa de Paz Social, ni hay recursos financieros y humanos para echarla a andar.
La cuarta condición es que se cree una estructura administrativa para gestionar la Cultura de Paz eficiente con personal idóneo, lleno de energía, entusiasmo, juventud y creatividad.
La Quinta condición es que se cuente con un liderazgo claro, inspirador y decidido. El liderazgo tiene que ser colectivo y debe asumir la responsabilidad ante la ciudadanía de coordinar con las dependencias del gobierno y las organizaciones de la sociedad civil.
Y finalmente si no entendemos que la Cultura de Paz no tiene ideología, no es de derecha ni es de izquierda: que simplemente es una cultura que se debe construir y que las ideologías no deben entorpecer la concreción de la Cultura de Paz. No vamos a lograr nada y nos quedaremos como los músicos del Titanic tocando hasta que se termine de hundir el barco.
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