El 16 de enero se cumplirán 20 años de la firma de los Acuerdos de Paz, firmados por el Gobierno de El Salvador y el FMLN, con
el anhelo y el sueño de alcanzar soluciones pacíficas a los problemas
que generaron el enfrentamiento armado, de más de 22 años; aunado a la
sed de la población salvadoreña de vivir en paz y terminar con
la guerra.
Una retrospectiva de los acuerdos de Paz firmados, es indispensable para las nuevas generaciones que no vivieron el
conflicto armado. Esta
conmemoración llega en el fin de año momento
propicio para reflexionar y buscar la paz, como una de las metas
primordiales para el Año Nuevo.
Recordemos que los actos de cada uno pueden cooperar para conseguir la anhelada paz social en El Salvador
A 20 años de la firma de la paz, El Salvador pasa por otra etapa de
violencia que hasta sobrepasa la violencia del conflicto
armado:
El Salvador Pensamiento Critico : un sitio para reflexionar acerca de la realidad salvadoreña y hacer análisis sobre la política de El Salvador. Busca promover la discusión en los temas de mayor interés para la nación. Estas en la República de las ideas
Critica
Critica: Arte de juzgar de la bondad, verdad,y belleza de las cosas.
sábado, 31 de diciembre de 2011
viernes, 30 de diciembre de 2011
XX Aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz
A 20 años de la firma de los Acuerdos de Paz, hay muchos que quisieran que los
Acuerdos descansen en paz. Lo que debiera hacerse es un replanteamiento
crítico de lo no cumplido de los Acuerdos de Paz y empezar a discutir nuevos Acuerdos de Paz Social.
Los contenidos sustantivos de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad no han sido cumplidos. Los aspectos más determinantes de ellos fueron obviados y se trata de sepultarlos en el olvido.
no se debe cometer el crimen del olvido de nuestros errores como sociedad y país. Corremos entonces el peligro de repetirlos.
no olvidar las masacres y los crímenes de intelectuales, catedráticos, dirigentes sindicales, dirigentes campesinos, religiosos y activistas de derechos humanos.
La reparación material y moral de las víctimas es paso obligado
No podemos construir una República Democrática, con la negación de su pasado, no podemos crear una sociedad civil en paz sino restituye la verdad, la justicia y se atiende la reparación de las víctimas o sus familiares
Se ha incumplido el derecho de los familiares de las víctimas a la verdad, la justicia y la obtención de 'reparaciones adecuadas'.
'Uno de los obstáculos más férreos para dar cumplimiento a las recomendaciones ha sido la vigencia de la aberrante Ley de Amnistía de 1993, la cual exonera de toda responsabilidad a los criminales y deroga inconstitucionalmente los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación
Los contenidos sustantivos de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad no han sido cumplidos. Los aspectos más determinantes de ellos fueron obviados y se trata de sepultarlos en el olvido.
no se debe cometer el crimen del olvido de nuestros errores como sociedad y país. Corremos entonces el peligro de repetirlos.
no olvidar las masacres y los crímenes de intelectuales, catedráticos, dirigentes sindicales, dirigentes campesinos, religiosos y activistas de derechos humanos.
La reparación material y moral de las víctimas es paso obligado
No podemos construir una República Democrática, con la negación de su pasado, no podemos crear una sociedad civil en paz sino restituye la verdad, la justicia y se atiende la reparación de las víctimas o sus familiares
Se ha incumplido el derecho de los familiares de las víctimas a la verdad, la justicia y la obtención de 'reparaciones adecuadas'.
'Uno de los obstáculos más férreos para dar cumplimiento a las recomendaciones ha sido la vigencia de la aberrante Ley de Amnistía de 1993, la cual exonera de toda responsabilidad a los criminales y deroga inconstitucionalmente los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación
jueves, 29 de diciembre de 2011

Einstein: No pretendamos que las cosas cambien si seguimos haciendo lo mismo
La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos.
La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mis mo sin quedar 'superado'. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla.
http://www.bolsonweb.com/diariobolson/detalle.php?id_noticia=21226#content
miércoles, 28 de diciembre de 2011
Cultura de Paz

Hay que divulgar la Cultura de Paz en sus formas mas sencillas a todos los grupos de edad. El conocimiento sobre la Paz. como resolver conflictos de manera pacifica debe estar a disposición de todas las capas de la sociedad; debe ser enseñado, a fondo y con verdadera imaginación en las escuelas, universidades y sobre todo deberia estar disponible en los barrios en los hogares.
Un propósito claro de la Cultura de Paz debe ser inculcar el de servir y beneficiar a los demás.
otro aspecto a introducir en las mentes de los niños y jóvenes es aprender a ser luz no juez, a ser modelo no critico a ser parte de loa solución y no parte del problema.
Tener una actitud correcta ante el error. que consiste en reconocerlo instantaneamente . corregirlo y aprender de el.
domingo, 25 de diciembre de 2011
Hacerse mayor es un triunfo
Hay mucha vida después de los 60
Con
un control médico regular y programado, con un plan de vida al igual
que hacíamos en nuestros años de formación, con alimentación adecuada a
nuestras necesidades, con ejercicio físico diario, consultado con su
médico, y en casi todas las situaciones, con una caminata diaria al
aire libre. Poniendo en activo y ejercitando las capacidades para hacer
cosas que no hemos podido durante lo años en los que teníamos otras
responsabilidades: cuidar plantas, juegos, lecturas, paseos, viajar,
escribir, asistir a conferencias, museos, hobbies, y a disfrutar lo más
posible de las facilidades que nos permiten los nuevos medios de
comunicación social, en Internet, Facebook, Twitter, blogs, chats,
Skype, etc.
Con demasiada frecuencia, tanto las personas como las sociedades creen que hacerse mayor es un engorro y no un triunfo. Un desafío lleno de oportunidades adecuadas a nuestra edad y capacitaciones. Nuestra experiencia personal, familiar, académica, profesional, laboral y de toda índole puede ayudar a muchas personas de todas las edades.
No se trata de añadir años a la vida, sino de vivir el tiempo que tenemos ante nosotros con plenitud y satisfacción. mantenernos activos, despiertos y capaces de compartir conocimientos y habilidades.
Tener 60 años es tener dos veces 30 años; es entonces reconocer la
densidad y riqueza del ayer y lo frágil y precario del mañana; es
estar dispuesta a vivir intensamente la década que se abre es ya no posponer los sueños
y hacerlos realidad en la medida de lo posible.
Es alegrarse al despertar, es conocerse a
fondo y poder, por fin, dialogar con su cuerpo, conocer los caprichos
de su digestión, los ritmos de su corazón, la capacidad de sus
pulmones y la susceptibilidad de sus articulaciones en tiempos de
lluvia.
Tener 60 años es conversar con la soledad y nunca sentirse sola con
ella. Tener 60 años es ya no pedir permiso a nadie para cumplir un
viejo sueño,
Tener 60 años es asombrarse de lo que ha logrado
Tener 60 años es entender el misterio de la vida y empezar a confrontarse con la muerte, sin temor ni tristeza porque está ahí asomándose, tímidamente pero inexorablemente. Tener 60 años es empezar a despedirse demasiado temprano, siempre demasiado temprano, de buenos amigos o amigas. Tener 60 años es tener dos veces 30 años, o sea mucha juventud acumulada. Hoy, doy la bienvenida a mis recién inaugurados 60 años.

Con demasiada frecuencia, tanto las personas como las sociedades creen que hacerse mayor es un engorro y no un triunfo. Un desafío lleno de oportunidades adecuadas a nuestra edad y capacitaciones. Nuestra experiencia personal, familiar, académica, profesional, laboral y de toda índole puede ayudar a muchas personas de todas las edades.
No se trata de añadir años a la vida, sino de vivir el tiempo que tenemos ante nosotros con plenitud y satisfacción. mantenernos activos, despiertos y capaces de compartir conocimientos y habilidades.
Tener 60 años es tener dos veces 30 años; es entonces reconocer la
densidad y riqueza del ayer y lo frágil y precario del mañana; es
estar dispuesta a vivir intensamente la década que se abre es ya no posponer los sueños
y hacerlos realidad en la medida de lo posible.
Es alegrarse al despertar, es conocerse a
fondo y poder, por fin, dialogar con su cuerpo, conocer los caprichos
de su digestión, los ritmos de su corazón, la capacidad de sus
pulmones y la susceptibilidad de sus articulaciones en tiempos de
lluvia.
Tener 60 años es conversar con la soledad y nunca sentirse sola con
ella. Tener 60 años es ya no pedir permiso a nadie para cumplir un
viejo sueño,
Tener 60 años es asombrarse de lo que ha logrado
Tener 60 años es entender el misterio de la vida y empezar a confrontarse con la muerte, sin temor ni tristeza porque está ahí asomándose, tímidamente pero inexorablemente. Tener 60 años es empezar a despedirse demasiado temprano, siempre demasiado temprano, de buenos amigos o amigas. Tener 60 años es tener dos veces 30 años, o sea mucha juventud acumulada. Hoy, doy la bienvenida a mis recién inaugurados 60 años.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Prohibido olvidar

22 años después de la invasión estadounidense de Panamá
Los muertos no se olvidan Dolores Flores Babilonia
Bellatriz Berrocal
tenía 27 años en diciembre de 1989 y apenas uno de haber llegado de
Cuba, graduada de médico. Era muy duro, recuerda, trabajar en el
Hospital Santo Tomás, el más grande hospital público de Panamá. “No
teníamos insumos y a rejo limpio teníamos que atender los partos”.
Hacía tiempo que el país vivía sobresaltado. Cinco personas habían ocupado la Presidencia desde 1983, todas puestas y removidas por los militares. En 1987, el coronel Roberto Díaz Herrera llama a los medios y denuncia –por despecho, porque no fue ascendido en las Fuerzas de Defensa- que las elecciones de 1984 habían sido un fraude (en aquellas elecciones fue declarado vencedor Nicolás Ardito Barletta) y que la desaparición y asesinato del médico y político Hugo Spadafora había sido ordenada por Manuel Antonio Noriega (hoy preso; a fines de los ochenta el “hombre fuerte” de Panamá).
Las declaraciones de Herrera provocaron conmoción. Se organizó la llamada “Cruzada Civilista”, conformada fundamentalmente por empresarios y profesionales. En 1989 el país tuvo otras elecciones y ganó la Alianza Democrática de Oposición Civilista (ADOC), liderada por Guillermo Endara, Ricardo Arias Calderón y Guillermo Ford. El Tribunal Electoral anuló los resultados. Era el principio del fin.
Las primeras horas
Trinidad Ayola apenas si dice un par de frases, mal hilvanadas. Está otra vez dando su testimonio en un acto de recordación del 20 de diciembre. “Todavía está ese dolor… Este dolor, después de 22 años exigiendo justicia”.
Ayola trabajaba en Ingeniería Militar de las Fuerzas de Defensa de Panamá (FFDD). Lo describe como el “brazo amigable” del ejército porque Ingeniería construía escuelas, acueductos y caminos. Su esposo, Octavio Rodríguez Garrido, era piloto y tenía su base en el antiguo aeropuerto de Paitilla (hoy el lugar lo ocupa un inmenso centro comercial).
Ayola había pasado el día con su esposo y la hija de ambos, en Paitilla. Decidió regresar a casa a las 8:00 p.m. del 19 de diciembre. La niña, de tres años, había derramado una soda de naranja sobre una alfombra blanca y Ayola, para evitar un “cuadro”, se fue.
Era casi medianoche cuando Ayola escuchó los primeros disparos. “Lo llamé y me dijo que me quedara cuidando a la niña”. Residente en Campo Limberg, pasó toda esa noche escuchando el estropicio de las bombas que caían por los lados de Parque Lefevre y San Miguelito.
A las 6:00 a.m. del 20 de diciembre Ayola intentó hablar con su esposo otra vez. “Lo llamé a Paitilla y no me respondió”. La esposa de un compañero de trabajo la llamó un poco después: “¿No has sabido de tu esposo?” Ayola, angustiada, decidió entonces ir hasta el aeropuerto para ver qué había pasado.
A esa hora, la doctora Berrocal ya estaba en el Santo Tomás. Había llegado a las 5:00 a.m. “Los pasillos estaban inundados de gente… Había mujeres, niños, ancianos, todos tirados en los pasillos”. Unas camionetas pickups, propiedad del Estado, comenzaron a llegar al nosocomio. “Llegaban con muertos”, recuerda. “La morgue se llenó; estaba llena de muertos”.
“Al tercer día llegaron los gringos y comenzaron a hacer listas negras con los médicos graduados de Cuba o de la Unión Soviética. Por esa lista pararon a un médico en los estacionamientos del hospital, lo golpearon y le rompieron el carro, buscando armas”. Los nombres de esas listas habían sido proporcionados por compañeros del hospital.
Ayola, por su parte, había ido al aeropuerto en vano; solo encontró soldados estadounidenses que, al percatarse de su presencia, empezaron a caminar hacia ella, preparando las armas. “Ahí me di cuenta de que no eran de los nuestros y me fui”.
Su próxima parada sería el Hospital Santo Tomás.
El Chorrillo se incendia; la ADOC toma posesión
Dice Héctor Collado que aquello fue espeluznante. Poeta, cuentista y habitante de El Chorrillo hasta 1989, Collado recuerda que a eso de las 11:00 p.m. estaba asomado en el balcón de su vieja casa de madera cuando comenzó a escuchar un sonido afilado, como el susurro de un gigante.
Buscó en la noche y encontró un aparato en el cielo. Era un helicóptero, que empezó a rugir. El ruido fue poniéndose agudo hasta que del aparato comenzaron a salir ráfagas. Los disparos cayeron sobre el Cuartel Central, situado frente al caserón de calle 25.
“Si hubiera sido por mi hubiera muerto allí mismo, porque no reaccioné. Estaba paralizado, viendo aquello. Fue mi mujer quien me jaló hacia adentro”, recuerda Collado. La Operación “Causa Justa” había empezado y los habitantes de la vieja casa de madera fueron a refugiarse a la única estructura de cemento: el baño comunal.
“Yo no sentía miedo. No tenía miedo de morir; en realidad no sé qué sentía. Estaba preocupado, sí, porque tenía mis hijos chicos”. Apretados todos en el baño, pronto quedaron a oscuras. Se oían gritos, gente corriendo, órdenes, llanto. La noche se prendía de rojo con cada bombazo. En el baño todo era silencio. Collado le decía a su hija: “Tranquila, papi está aquí, papi está aquí…”.
¿Qué cómo era el sonido de las bombas? Como dijo el filósofo y escritor José de Jesús Martínez, a principios de los noventa: “Era un ruido raro, inusual, tétrico.” Bummm. Bumm. Bumm.
Mientras funcionó el sismógrafo de la Universidad de Panamá, se registró la caída de 417 bombas, una cada dos minutos, solo en la ciudad. El sismógrafo dejó de funcionar a las 2:00 p.m. del 20 de diciembre.
Mientras todo esto ocurría, la terna de la ADOC tomaba posesión de sus cargos en una base estadounidense acantonada en la antigua zona del Canal, y Noriega y sus oficiales se escondían, para evitar la captura o la muerte.
Muertos e ignorados
Cuando Ayola llegó al Santo Tomás ya estaba ahí su suegra y, por la forma como la miró, supo lo que había pasado. “Yo no lo quería creer… Luego supe que lo recogieron los bomberos… Él peleó; lo encontraron tirado”.
Contrario al consejo de todos, Ayola le dijo la verdad a su hija. Fueron días horribles, cuenta, porque la niña estaba muy apegada a su papá. “Ella me decía: ay mami, yo me quiero morir para irme con mi papá… Y yo buscaba fuerza de donde no tenía para dársela”.
En octubre de 1992, el Centro de Estudios Estratégicos publicó un anuncio a página entera en varios periódicos panameños. “Listado parcial de las víctimas de la Décimonovena (XIX) intervención armada de los Estados Unidos a Panamá, 20 de diciembre, 1989”, se lee. En la lista aparecen 317 nombres recogidos con testimonios, entrevistas y trabajo de campo.
Aunque desde entonces se dijo que la lista era “parcial, incompleta y seguramente, no exenta de errores”, 22 años después de la invasión a Panamá es la única que existe, porque ninguno de los gobiernos ha mostrado interés en precisar el número de muertos o heridos que dejó la intervención.
Lo que piden las diversas organizaciones estudiantiles, obreros y de familiares de los caídos es que se declare el 20 de diciembre como Día de Duelo Nacional y que se conforme una Comisión de la Verdad para esclarecer los hechos.
De lo que se trata, al fin y al cabo, es de justicia y reparación.
Fuente: http://otramerica.com/temas/panama-los-muertos-no-se-olvidan/1062
Hacía tiempo que el país vivía sobresaltado. Cinco personas habían ocupado la Presidencia desde 1983, todas puestas y removidas por los militares. En 1987, el coronel Roberto Díaz Herrera llama a los medios y denuncia –por despecho, porque no fue ascendido en las Fuerzas de Defensa- que las elecciones de 1984 habían sido un fraude (en aquellas elecciones fue declarado vencedor Nicolás Ardito Barletta) y que la desaparición y asesinato del médico y político Hugo Spadafora había sido ordenada por Manuel Antonio Noriega (hoy preso; a fines de los ochenta el “hombre fuerte” de Panamá).
Las declaraciones de Herrera provocaron conmoción. Se organizó la llamada “Cruzada Civilista”, conformada fundamentalmente por empresarios y profesionales. En 1989 el país tuvo otras elecciones y ganó la Alianza Democrática de Oposición Civilista (ADOC), liderada por Guillermo Endara, Ricardo Arias Calderón y Guillermo Ford. El Tribunal Electoral anuló los resultados. Era el principio del fin.
Las primeras horas
Trinidad Ayola apenas si dice un par de frases, mal hilvanadas. Está otra vez dando su testimonio en un acto de recordación del 20 de diciembre. “Todavía está ese dolor… Este dolor, después de 22 años exigiendo justicia”.
Ayola trabajaba en Ingeniería Militar de las Fuerzas de Defensa de Panamá (FFDD). Lo describe como el “brazo amigable” del ejército porque Ingeniería construía escuelas, acueductos y caminos. Su esposo, Octavio Rodríguez Garrido, era piloto y tenía su base en el antiguo aeropuerto de Paitilla (hoy el lugar lo ocupa un inmenso centro comercial).
Ayola había pasado el día con su esposo y la hija de ambos, en Paitilla. Decidió regresar a casa a las 8:00 p.m. del 19 de diciembre. La niña, de tres años, había derramado una soda de naranja sobre una alfombra blanca y Ayola, para evitar un “cuadro”, se fue.
Era casi medianoche cuando Ayola escuchó los primeros disparos. “Lo llamé y me dijo que me quedara cuidando a la niña”. Residente en Campo Limberg, pasó toda esa noche escuchando el estropicio de las bombas que caían por los lados de Parque Lefevre y San Miguelito.
A las 6:00 a.m. del 20 de diciembre Ayola intentó hablar con su esposo otra vez. “Lo llamé a Paitilla y no me respondió”. La esposa de un compañero de trabajo la llamó un poco después: “¿No has sabido de tu esposo?” Ayola, angustiada, decidió entonces ir hasta el aeropuerto para ver qué había pasado.
A esa hora, la doctora Berrocal ya estaba en el Santo Tomás. Había llegado a las 5:00 a.m. “Los pasillos estaban inundados de gente… Había mujeres, niños, ancianos, todos tirados en los pasillos”. Unas camionetas pickups, propiedad del Estado, comenzaron a llegar al nosocomio. “Llegaban con muertos”, recuerda. “La morgue se llenó; estaba llena de muertos”.
“Al tercer día llegaron los gringos y comenzaron a hacer listas negras con los médicos graduados de Cuba o de la Unión Soviética. Por esa lista pararon a un médico en los estacionamientos del hospital, lo golpearon y le rompieron el carro, buscando armas”. Los nombres de esas listas habían sido proporcionados por compañeros del hospital.
Ayola, por su parte, había ido al aeropuerto en vano; solo encontró soldados estadounidenses que, al percatarse de su presencia, empezaron a caminar hacia ella, preparando las armas. “Ahí me di cuenta de que no eran de los nuestros y me fui”.
Su próxima parada sería el Hospital Santo Tomás.
El Chorrillo se incendia; la ADOC toma posesión
Dice Héctor Collado que aquello fue espeluznante. Poeta, cuentista y habitante de El Chorrillo hasta 1989, Collado recuerda que a eso de las 11:00 p.m. estaba asomado en el balcón de su vieja casa de madera cuando comenzó a escuchar un sonido afilado, como el susurro de un gigante.
Buscó en la noche y encontró un aparato en el cielo. Era un helicóptero, que empezó a rugir. El ruido fue poniéndose agudo hasta que del aparato comenzaron a salir ráfagas. Los disparos cayeron sobre el Cuartel Central, situado frente al caserón de calle 25.
“Si hubiera sido por mi hubiera muerto allí mismo, porque no reaccioné. Estaba paralizado, viendo aquello. Fue mi mujer quien me jaló hacia adentro”, recuerda Collado. La Operación “Causa Justa” había empezado y los habitantes de la vieja casa de madera fueron a refugiarse a la única estructura de cemento: el baño comunal.
“Yo no sentía miedo. No tenía miedo de morir; en realidad no sé qué sentía. Estaba preocupado, sí, porque tenía mis hijos chicos”. Apretados todos en el baño, pronto quedaron a oscuras. Se oían gritos, gente corriendo, órdenes, llanto. La noche se prendía de rojo con cada bombazo. En el baño todo era silencio. Collado le decía a su hija: “Tranquila, papi está aquí, papi está aquí…”.
¿Qué cómo era el sonido de las bombas? Como dijo el filósofo y escritor José de Jesús Martínez, a principios de los noventa: “Era un ruido raro, inusual, tétrico.” Bummm. Bumm. Bumm.
Mientras funcionó el sismógrafo de la Universidad de Panamá, se registró la caída de 417 bombas, una cada dos minutos, solo en la ciudad. El sismógrafo dejó de funcionar a las 2:00 p.m. del 20 de diciembre.
Mientras todo esto ocurría, la terna de la ADOC tomaba posesión de sus cargos en una base estadounidense acantonada en la antigua zona del Canal, y Noriega y sus oficiales se escondían, para evitar la captura o la muerte.
Muertos e ignorados
Cuando Ayola llegó al Santo Tomás ya estaba ahí su suegra y, por la forma como la miró, supo lo que había pasado. “Yo no lo quería creer… Luego supe que lo recogieron los bomberos… Él peleó; lo encontraron tirado”.
Contrario al consejo de todos, Ayola le dijo la verdad a su hija. Fueron días horribles, cuenta, porque la niña estaba muy apegada a su papá. “Ella me decía: ay mami, yo me quiero morir para irme con mi papá… Y yo buscaba fuerza de donde no tenía para dársela”.
En octubre de 1992, el Centro de Estudios Estratégicos publicó un anuncio a página entera en varios periódicos panameños. “Listado parcial de las víctimas de la Décimonovena (XIX) intervención armada de los Estados Unidos a Panamá, 20 de diciembre, 1989”, se lee. En la lista aparecen 317 nombres recogidos con testimonios, entrevistas y trabajo de campo.
Aunque desde entonces se dijo que la lista era “parcial, incompleta y seguramente, no exenta de errores”, 22 años después de la invasión a Panamá es la única que existe, porque ninguno de los gobiernos ha mostrado interés en precisar el número de muertos o heridos que dejó la intervención.
Lo que piden las diversas organizaciones estudiantiles, obreros y de familiares de los caídos es que se declare el 20 de diciembre como Día de Duelo Nacional y que se conforme una Comisión de la Verdad para esclarecer los hechos.
De lo que se trata, al fin y al cabo, es de justicia y reparación.
Fuente: http://otramerica.com/temas/panama-los-muertos-no-se-olvidan/1062
martes, 20 de diciembre de 2011
Gobierno pro-norteamericano: Mauricio Funes
Mauricio Funes en Política exterior le da continuidad al carácter pro-norteamericano de los gobiernos salvadoreños.
El mismo presidente se encarga de confirmarlo en una reciente entrevista de TV al referirse a las presiones norteamericanas que tuvo en el caso de la renuncia del anterior ministro de seguridad Manuel Melgar:
“El único que tuvo el atrevimiento de hablar conmigo fue el que ya no está en el equipo de la embajada de Estados Unidos, el señor Robert Blau, que no era ni embajador, sino que era encargado de Negocios. Tenía un segundo nivel. Estaba en una segunda categoría. Quien me llegó a decir que la ayuda de Estados Unidos podría estar en riesgo si Manuel Melgar continuaba como funcionario”, develó Funes.
El mandatario aseguró que le respondió a Blau que si Estados Unidos no iba a brindar la ayuda al país, él iba a buscar otras fuentes de apoyo. Funes dijo no creer que Estados Unidos, en un momento dado, vaya a quitar la ayuda al país.
Ya es tiempo Mauricio Funes que busques cooperación en otras fuentes de apoyo El Salvador no irá muy lejos si sigue soñando que lo que sacara al pais es esta forma de neocolonialismo con dolarizacion. base militar, dolarizacion. no salimos adelante al profundizar la dependencia con los Estados Unidos
Seguir subordinados a Washington no nos llevara a construir un pais con estabilidad, desarrollo, paz y justicia.
.No sacamos nada de enviar tropas salvadoreñas a Afganistán, No sacamos mayor cosa como país que el presidente Funes declare que es "aliado estratégico de Estados Unidos" . La realidad de las cosas es que las deportaciones de salvadoreños en Estados Unidos continúan.
El mismo presidente se encarga de confirmarlo en una reciente entrevista de TV al referirse a las presiones norteamericanas que tuvo en el caso de la renuncia del anterior ministro de seguridad Manuel Melgar:
“El único que tuvo el atrevimiento de hablar conmigo fue el que ya no está en el equipo de la embajada de Estados Unidos, el señor Robert Blau, que no era ni embajador, sino que era encargado de Negocios. Tenía un segundo nivel. Estaba en una segunda categoría. Quien me llegó a decir que la ayuda de Estados Unidos podría estar en riesgo si Manuel Melgar continuaba como funcionario”, develó Funes.
El mandatario aseguró que le respondió a Blau que si Estados Unidos no iba a brindar la ayuda al país, él iba a buscar otras fuentes de apoyo. Funes dijo no creer que Estados Unidos, en un momento dado, vaya a quitar la ayuda al país.
Ya es tiempo Mauricio Funes que busques cooperación en otras fuentes de apoyo El Salvador no irá muy lejos si sigue soñando que lo que sacara al pais es esta forma de neocolonialismo con dolarizacion. base militar, dolarizacion. no salimos adelante al profundizar la dependencia con los Estados Unidos
Seguir subordinados a Washington no nos llevara a construir un pais con estabilidad, desarrollo, paz y justicia.
.No sacamos nada de enviar tropas salvadoreñas a Afganistán, No sacamos mayor cosa como país que el presidente Funes declare que es "aliado estratégico de Estados Unidos" . La realidad de las cosas es que las deportaciones de salvadoreños en Estados Unidos continúan.
conducta politica del presidente Funes
La critica irónica del presidente Funes contra toda persona o institución que lo critica no es mas que una solapada y encubierta confesión de su enorme ineptitud para llevar con éxito las riendas de su gobierno.
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